miércoles, 21 de junio de 2017

La costa (también) será para los ricos

(Pinchar la imagen para ampliarla)

Los emblemas naturales más reconocidos de Fuerteventura son sus playas. Las playas de sotavento en Jandía y las dunas de Corralejo están desapareciendo. Varios estudios científicos demuestran la pérdida de arena debida a la acción insensata de la (des)planificación urbanística. Carreteras y núcleos turísticos están impidiendo el aporte natural de arena hacia las principales playas de la isla. Es algo constatable a simple vista y en pocas décadas desaparecerán. Guarden las fotografías porque serán solo un recuerdo. Esta no es una afirmación catastrofista, es una triste realidad demostrada por estudios (principalmente de la Universidad de Las Palmas) y por las fotografías históricas que demuestran cómo Fuerteventura pierde su principal tesoro ambiental y su mejor atractivo turístico.

Este hecho es conocido para las administraciones públicas. No se ha tomado ninguna medida -desde los Ayuntamientos, Cabildo o Estado- para frenar esta situación. Al contrario, ejemplos como el trazado de la autovía a su paso por Costa Calma demuestran que la inconsciencia habita en el seno de las instituciones. Tal es el disparate que en la Playa de Canarias (así reza el eslogan turístico de la isla) se están construyendo playas artificiales, un mecanismo mediante el cual se privatiza el espacio público para mayor gloria de los beneficios empresariales.

La Rosa del Lago, que linda con Puerto Lajas, albergaba hasta hace unos años las mejores gavias de costa de Fuerteventura. El afán especulativo y los pelotazos inmobiliarios destrozaron este patrimonio agrícola para permitir la construcción de un campo de golf y un hotel. Por razones varias el proyecto no salió adelante y desde hace diez años donde antes había gavias ahora hay trazados de calles, que quedan como fiel reflejo de una época en la que Fuerteventura se convirtió en la fruta apetecible de tantos desalmados -políticos y empresarios- que acumularon fortunas a base de pelotazos.

Los promotores del Plan Parcial Rosa del Lago vuelven a la carga. Un conglomerado de empresas radicadas que el sur de Gran Canaria han proyectado en la zona una playa artificial de 500 metros de longitud. Han solicitado una Concesión Administrativa por 75 años para prestar servicio de alquiler de tumbonas y sombrillas, restaurante, bar – terraza y servicios de ocio deportivo. Parece una cosa de locos, pero la empresa solicita -y si nadie lo remedia la Dirección General de Costas se lo concederá- permiso para hacer una playa artificial cuyo único objetivo es el beneficio privado. En este caso no sirve ni tan siquiera el chantaje emocional de la creación de puestos de trabajo. El propio estudio económico del proyecto reconoce la creación de diez empleos.

La costa es de todos. Es de los escasos lugares públicos que tiene, sobre el papel, consideración de bien común. La zona donde se proyecta la playa artificial es utilizada tradicionalmente como lugar de acampada en épocas estivales. Es, además Lugar de Interés Comunitario (zona que contribuye de forma apreciable al mantenimiento del estado de conservación favorable de los tipos de hábitat naturales y de las especies que habitan en ella). Se hará un dique y varias plataformas que afectarán al normal desplazamiento de la dinámica marina. Los efectos sobre el sebadal de Puerto Lajas y la fauna marina son impredecibles.

Un nuevo espacio público será sustraído, la costa majorera será nuevamente transformada para que unos empresarios alquilen hamacas. Es lo que hay: playas artificiales (y privatizadas) en Fuerteventura, Reserva de la Biosfera, la Playa de Canarias. Y quienes lo van a permitir organizan congresos en la isla sobre turismo sostenible. Políticos que se avergüenzan de su tierra. Corruptos que corrompen hasta el lenguaje. Miserables que no piensan en el mañana.


lunes, 5 de junio de 2017

A Clavijo le falta un agua (y algo más)

Clavijo, intentando convencer a un especialista en milagros.
(Imagen obtenida de sanborondon.info)

Dice el político y profesor de Derecho Constitucional Santiago Pérez que Clavijo, el presidente ultraperiférico, cada vez que habla de La Ley del Suelo demuestra que le falta un agua. Estando de acuerdo, creo que se queda corto.

Hay órdenes en Coalición Canaria (y en los demás partidos que apoyan la ley más destructora que ha parido este archipiélago) de repetir el guineo, cada vez que hablan de este asunto, de que esta ley se hace para que el pobre ganadero o agricultor pueda poner una valla o un muro sin tanto obstáculo administrativo. Parece que, de repente, a estos velillos les ha entrado un amor por el sector primario que llega a enternecer. Pero, independientemente de tantas críticas que se le pudiera hacer a una ley que libera de cualquier garantía protectora a nuestro sufrido territorio, las manifestaciones públicas de Clavijo confirman la afirmación de Santiago Pérez: han necesitado redactar una ley de 402 artículos (y varias disposiciones transitorias) para que el humilde ganadero pueda hacerse un muro. Parece obvio que les falta un agua.

Clavijo estuvo estos últimos días por Fuerteventura y le dio tiempo para todo: visitó carreteras, centros comerciales y se echó unas tapitas. Pero en una de sus visitas unas personas insensatas se concentraron, pancarta en mano, solicitándole servicios sanitarios dignos para la isla, entre ellos la contratación de un oncólogo. Maldita la gracia que le hizo. El hombre se les acercó y les dijo algo que ha repetido en los medios: si esos colectivos saben de algún oncólogo que quiera venir a Fuerteventura que se lo digan, que de inmediato lo contrata.

Que el presidente de una Comunidad haga estas declaraciones es la demostración de que le falta un agua y unos cuantos hervores. Sobran comentarios. Pero, por si acaso, la asociación Salud y Sonrisas ha respondido a su ofrecimiento con esta irónica carta:

Sr. Fernando Clavijo, en relación a sus declaraciones en medios de comunicación de Fuerteventura, tenemos la alegría de comunicarle que han sido varios los oncólogos que se han puesto en contacto con nuestra asociación muy interesados en ocupar dicha plaza.

Eso sí, todos preguntan las condiciones laborales, como duración del contrato, salario, incentivos para la formación (días para asistir a Congresos), promoción profesional, etc… De forma que le estaríamos muy agradecidos si nos pudiera hacer llegar estos datos a la mayor brevedad.

Sr. Presidente, como usted bien conoce, dada la precariedad de la Sanidad en la isla, también se han interesado otros especialistas como cardiólogos, cirujanos vasculares, pediatras, etc… y no sabemos si la oferta se amplía a estas y otras especialidades.

Por último, sería interesante si pudiéramos hacer una oferta pública de los déficits de especialistas en Fuerteventura.

Dándole las gracias por su oferta, cuente con nosotros para todo aquello que suponga la Mejora de la Sanidad Pública en Fuerteventura.
Sin más,
En Puerto del Rosario, a 5 de junio de 2017,

                  La Asociación Canaria Salud y Sonrisas

Que familiares y personas seriamente enfermas tengan tanta paciencia y educación es digno de elogio. Es la singular actitud de un pueblo que aguanta a tanto rebenque que, aunque parezca imposible, puede llegar a gobernar a más de dos millones de personas.

Así que ya saben: si se enteran de algún presidente con dos dedos de frente nos llaman, que de inmediato lo contratamos.

lunes, 8 de mayo de 2017

Los distinguidos


(Ángel Jové, el Distinguido)



Pocos oficios hay tan privilegiados como el de de ser un empresario turístico en Canarias. El turismo en esta tierra es una actividad económica descontrolada. Es absolutamente imposible saber cuánto capital mueve, cuánto empleo genera, cuánto dinero público recibe, qué parte de la tasa de beneficios se queda en Canarias, qué cantidad de recursos naturales consume.  Solo existen estimaciones que, en su gran mayoría, son vendidas mediáticamente por las patronales turísticas; las mismas patronales que organizan congresos y simposios  (financiados con dinero público) para que el profesorado universitario de Canarias avale con sus informes a la carta las virtudes de la actividad.

Solo dos datos: El empresariado turístico es –junto el constructor- el más beneficiado por ese robo legal que es la RIC, mecanismo por el que se dispensa a los ricos de la sufrida carga de pagar impuestos. Y, por otro lado, esta elite privilegiada cuenta, en cada una de las islas, con un ente público –el Patronato de Turismo- que sirve básicamente para dos cosas: para hacerles las campañas publicitarias a los empresarios turísticos con nuestro dinero y para enchufar a cargos de confianza que se meten la vida soñada tribulando por esos mundos de ferias  y marketing hortera.

Por una sentencia del Tribunal Supremo nos acabamos de enterar que uno de los mayores imperios turísticos españoles, Anjoca, ha sido condenado  a devolver  algo más de cuatro millones de euros a las arcas del Estado. 

La historia es la siguiente: a partir de 2003 la empresa Anjoca Canarias S.L. (cuyo máximo accionista es  Ánjel Jové), construyó tres hoteles de cuatro estrellas, uno de cinco estrellas y un campo de golf en El Castillo, municipio de Antigua (Hoteles Elba). Recordemos que además le permitieron construir playas artificiales delante de sus hoteles destruyendo un importante yacimiento paleontológico. Para que entendamos a qué tipo de empresa nos referimos baste mencionar que su cifra de negocio de 2016 fue de 107 millones de euros.

Para construir esos hoteles y campo de golf, Anjoca recibió una subvención de 15’2 millones de euros  del Estado a través de un instrumento denominado Zona de Promoción Económica de Canarias.  Anjoca Canarias se comprometía a mantener durante dos años 508 puestos de trabajo.  Solo creó 373, de ahí que tenga que devolver la parte proporcional más los intereses de demora.

Que a una empresa que mueve más de cien millones de euros anuales se le conceda una subvención de 15 millones, independientemente de su cumplimiento, explica diáfanamente cómo está diseñado el sistema: el dinero de las clases trabajadoras se destina a aumentar la tasa de beneficios del gran capital.


Ángel Jové fue bendecido en el año 2014 por el Cabildo de Fuerteventura –a través, cómo no, del Patronato- con el premio Playas de Oro en un certamen trasnochado que se denomina Distinguidos del Turismo. Se distinguió, como hemos leído, por haberse mamado cuatro millones de euros de nuestro dinero. Además del dinero que debe de devolver no estaría de más que devolviera un premio inmerecido.

jueves, 23 de febrero de 2017

Mario Chillida, el guanarteme vasco.

(Imagen obtenida de Canarias semanal)

Lo del agujero de Chillida en Tindaya se ha convertido para Mario Cabrera en una obsesión que, vistas sus últimas ocurrencias, empieza a somatizarla. Si en su dilatada carrera política (casi treinta años sin disparar un chícharo) le hubiese puesto la mitad de empeño a los asuntos que benefician a la mayoría del pueblo majorero, Fuerteventura contaría con una calidad de vida que sería envidiada por los países nórdicos. Que obtuviese una licenciatura en Pedagogía por la Universidad de La Laguna fue un puro trámite, más dirigido a convertirse en político profesional que a ejercer una profesión que solo ha visto, de pasada, en los manuales. De vuelta a su tierra se subió a una poltrona que no ha soltado: de 1991 a 2003 fue consejero del Cabildo majorero; de 2003 a 2015 presidente de la misma institución. Como la isla se le quedó chica, en la actualidad (desde 2015) amplía sus doctos quehaceres ejerciendo como diputado autonómico en Tenerife.

Al bueno de Mario le pasó con Tindaya lo que a Chillida. El artista quiso trascender y quedarse perpetuado eternamente superando a la propia naturaleza. Y Mario Cabrera ha soñado, desde que el artista vasco apareció por estos tableros, con que a él se le recuerde como el supremo valedor de una obra que -son sus palabras- “coloque a Fuerteventura en el mapa”. Ya nos habíamos acostumbrado a que Mario Cabrera, como buen político profesional, mintiera una y otra vez con el asunto de Tindaya. Su mentira más común -que ha vuelto a repetir hace unos días- es que los defensores de Tindaya no hicieron nada contra las canteras antes de la llegada de Chillida. Mario piensa que repetir esa mentira terminará por convertirla en verdad. Pero como las hemerotecas existen, dejamos aquí un par de noticias (de antes de que el gran genio nos visitara) a ver si hay suerte y el hombre deja de repetirse tanto como el mojo subido de ajo.

(Diario de Las Palmas. Junio 1984. 10 años antes de la llegada de Chillida)

(La Provincia. Mayo de 1992)


El magnífico proyecto de Mario Chillida o de Eduardo Cabrera es, ya lo saben ustedes, la obra de arte más cara del planeta: sin moverse una piedra le ha costado a este pueblo, tan canario, 30 millones de euros. Si nuestro hombre le hubiese dirigido su obsesión a otros asuntos y su partido hubiera destinado el dinero a otros menesteres Fuerteventura no llevaría 30 años esperando por un nuevo hospital, ni las personas con tratamientos oncológicos tendrían que estar manifestándose, una vez sí y otra también, demandando justicia para su salud; si su obsesión se hubiese centrado hacia sectores tan triviales como el educativo nuestros centros escolares competirían con Harvard; si hubiese prestado la mitad de atención que le ha dedicado al agujero de Chillida al deporte y a la juventud de esta isla hoy no estarían cerradas todas las instalaciones deportivas cubiertas de la capital majorera; con una ínfima parte del dinero malgastado en este proyecto especulativo y disparatado, los servicios sociales de las instituciones estarían dando la cobertura indispensable que hoy se le niega a las personas más desfavorecidas. La lista de prioridades es tan grande que la obsesión (y el consecuente despilfarro) se ha convertido en una impúdica obscenidad.

Si uno repasa el legado de sus 27 años en la política profesional solo nos queda reconocer que su único éxito ha sido un Palacio de Congresos, un adefesio urbanístico arquitectónicamente horroroso, con escasa funcionalidad. Eso sí, el mamotreto (como es conocido popularmente el edificio) cuenta por orden expresa de don Mario Cabrera con un espacio denominado, como no podría ser de otra manera, Sala Chillida. Y uno, ante tanta machangada, ya no sabe si reír o llorar.

Esta semana el grupo parlamentario de Podemos presentó una Proposición No de Ley instando a que el Parlamento canario avalara la propuesta de que la montaña de Tindaya pudiera ser declarada como Patrimonio de la Humanaidad por la UNESCO. La moción la defendió Natividad Arnaiz a la sazón diputada autonómica por Fuerteventura y que, miren ustedes qué cosa más extraña, pertenece a ese grupo demográfico formado por el 60% de residentes de esta isla que han nacido más allá de sus costas. Y entonces, Mario Chillida volvió, una vez más, a mear fuera del tiesto.

Como las obsesiones son incontrolables (sobre todo si uno no asume que las tiene) al hombre se lo llevaron los demonios y, en un documento que ha quedado por escrito (y quedará en los anales de los disparates políticos) se empeñó en presentar una enmienda en la que solicitaba que la montaña fuese declarada Patrimonio de la Humanidad solo si incluía el proyecto de Chillida. Menos mal que alguien con algunas luces le dijo al guanarteme de La Matilla que retirara semejante babiecada, que en la UNESCO se podrían partir la caja si les hubiese llegado una propuesta para declarar como Patrimonio de la Humanidad un proyecto para agujerear una montaña de un artista fallecido.

La defensa de Natividad Arnaiz fue lúcida y serena. Argumentó con detalle las razones por las que la montaña de Tindaya debía ser asumida como un espacio de digno reconocimiento por la UNESCO y señaló los beneficios, que cualquier humano con dos dedos de frente puede deducir, de incorporar a Fuerteventura, a través de Tindaya, en los patrimonios más reconocidos mundialmente. Pero la diputada cometió un error: defendió la propuesta (que es la de sus votantes y de muchas personas que no lo son) con acento de Burgos.

Y claro, don Mario, el genuino maho, el heredero de nuestros ancestros, el espécimen puro que atesora nuestra clave genética, el hombre que se convierte en canario en los bailes de taifa, el nexo que une a los Chillida con Tiscamanita (de donde deben, seguramente, proceder), se cogió un rebote que, junto con tantos años de poder y de obsesión, transformaron a la criatura en un histérico xenófobo que nos avergonzaría si no fuese porque solo se representa a sí mismo.

No es la primera vez que Mario Cabrera utiliza la xenofobia como argumento. Hace unos años más de doscientas personas, casi todas vinculadas a las dos universidades canarias, firmaron un manifiesto pidiendo respeto para Tindaya. Cuando se le preguntó, el entonces presidente del Cabildo contestó que poco le importaba porque era la opinión de gente de afuera. Solo nos queda el consuelo de que todo hubiese sido muchísimo peor si este hombre, en vez de vivir de los demás sin oficio, se hubiese dedicado a ejercer su profesión. Pocas cosas se nos pueden ocurrir peores que un pedagogo que odie al que venga de afuera (y no se apellide Chillida).